Una historia de un sueño donde arte y naturaleza cobran vida... Conservarte
Era una tarde de Noviembre de 2014, sobre la carretera de Santa Cruz a Santiago de Chiquitos, junto a Steffen Reichle admirando la belleza de la zona, ambos cautivados por el paisaje nos preguntamos cómo mostrar al mundo este lugar mágico. Entonces comenzamos a soñar que las tamboritas y los abuelos recibían a los visitantes, que el pueblo se llenaba de artistas, que se escuchaba violines al amanecer, que se rompía el silencio de las calles de Santiago con escultores trabajando, que los pinceles y lápices eran inspirados en el Valle de Tucabaca, que la arcilla tomaba forma en manos de los ceramistas, todo esto capturado por las cámaras de los fotógrafos que registraban aquellas postales inmortales, enviadiables que solo la Chiquitania guarda.
Como para iniciar cualquier sueño tocamos varias puertas, algunas de ellas se abrieron, pero hubo un amigo, Luis Cano, que se enamoró de la idea y apostó por ella. Entre muchas anécdotas más, así emprendimos esta aventura, un biólogo, un artista y un empresario, en un paraíso verde que se encuentra a 430 km de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, con una población de 1927 habitantes que se caracteriza por ser apacible y mantener sus costumbres y tradiciones jesuíticas misionales.
La esencia de mis pasiones se plasmaron en este sueño: representar la cultura en murales, hacer al abuelo chiquitano protagonista de esta fiesta, sentirlo a flor de piel, verlo apoderarse de los instrumentos, recorrer las calles de Santiago sintiendo y viviendo arte, sentir la emoción de las subastas en beneficio de la Escuela de Música, pintar al vivo, exponer a cielo abierto en el bosque seco tropical más grande y aún mejor conservado de Sudamérica, ver lágrimas caer con una performance sobre el tráfico de jaguares en el Valle de Tucavaca, escuchar y ver a los niños que lleven el arte en sus venas, plasmar en mis lienzos el dolor de la geometría de la tierra, fueron algunas de los momentos inolvidables que tuvimos en cada versión del Festival.
Posteriormente a este sueño se fueron sumando más personas e incluso instituciones, que hicieron posible su crecimiento, te invito a soñar, a crear, a compartir y a creer que con voluntad y pasión se pueden hacer grandes cosas.